15 de abril de 2007

Attaque Quilmes Rock 2007

La oscuridad de la noche comienza a ganar lugar sobre River y el escenario se hace fuerte lumínica y visualmente. Bajo la cúpula/ araña que proyecta luces de todos los colores posibles, Attaque 77 comienza su set. Un set que irá de menor a mayor en cuanto a intensidad.

Quizás por la falta de algunos hits de esos que no pueden estar ausentes (completen de manera arbitraria con los que más quieran, para mí faltó Hacelo por Mí, para citar uno), el show fue creciendo lentamente hasta alcanzar el punto álgido recién superada la mitad, con Cuál es el Precio. Antes, San Fermín había provocado el primer pogo del show, tras ocho canciones. Pero de ahí en más, todo fue ganancia. Tras Buenos Aires en Llamas, bien recibida por la gente a pesar de ser un tema del reciente Karmagedón, la potencia vocal de Luciano Scaglione en Antihumano elevó la temperatura.

Otras canciones trajeron al show estribillos clásicos del rock de acá, que de otro modo hubieran estado ausentes. La gente coreó el “A brillar mi amor…” de la La Bestia Pop y Prófugos metiendo una buena dosis de garganta. Iemanja combina su pulsión punk con el disco ensemble del final, aprovechando a pleno las luces del escenario, convertido por unos segundos en un boliche hi tech. A esa altura, el comienzo tranquilo ya era recuerdo y del escenario sólo bajaba intensidad, potentes riffs y, lo más importante, buenas canciones.

Freno, y Ciro, al frente, se refiere a los trágicos hechos de Neuquén, al fallecido maestro Carlos Fuentealba y al vínculo de la reciente represión policial con el mismo trato que recibieron los también neuquinos obreros de las cerámicas Zanón. Aplausos generosos para el merecido homenaje que comienza con Setentistas. El público entregado al estribillo de una de las mejores canciones de Attaque. El fin estaba cerca.De ahí en más, llegan los hits que extrañamos al principio: El cielo puede esperar, Chicos y Perros, Pagar o Morir y el eterno Dónde las Águilas Se Atreven.

Fin para el show de Attaque. Un concierto que, por estar inserto en un festival, quizás le faltó algo de alma hitera, pero que lejos, muy lejos, estuvo de decepcionar.

Por Santiago ´Gallo´ Bluguermann

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